AGENCIA EFE
Producto autóctono, elaboraciones más sencillas, conquista del público local ante la previsible caída del turismo internacional o solidaridad para alimentar a quienes pasan hambre son algunos de los caminos que ya está tomando la gastronomía en Latinoamérica y España para reencauzarse.
Así lo han manifestado varios de sus protagonistas en un encuentro virtual organizado por Basque Culinary Center de San Sebastián y Ñam, responsable del festival gastronómico más relevante de Chile, que comenzaron con un minuto de silencio en memoria del cocinero peruano Ciro Watanabe, fallecido el 6 de junio por una enfermedad crónica.
Para Josep Roca, sumiller del tres estrellas Michelin El Celler de Can Roca (Girona, noreste de España), que reabrirá el 23 de junio, la gastronomía debe tener “un papel social importante en la lucha contra el hambre”, además de establecer “más lazos con la comunidad” y “generar valor a través de la autenticidad ética, social y medioambiental”.
Coincidió con la necesidad de contribuir a “aplacar el hambre con una faceta solidaria en el quehacer diario” Marcelo Cicali (Bar Liguria, Chile), quien además reclama más atención por la cocina “ancestral de los pueblos originarios”: “Veo hummus en muchos restaurantes en Chile pero ninguno con milloquines. Tenemos que sentirnos orgullosos de nuestra historia”.
La gastronomía sigue mostrando su cara más solidaria en esta pandemia, y como ejemplo de ello intervino Francisca Diban, de la plataforma chilena Comida para todos, que atiende a “dos millones de personas que no tienen nada que comer”, además de ayudar a productores autóctonos y a restaurantes.
Piden donativos de 4 euros con los que compran los alimentos y pagan los sueldos de cocineros cuyos restaurantes permanecen cerrados. “Podría continuar a largo plazo porque el hambre no lo inventó el covid, pero sí ha aumentado la necesidad”.
Considerado el gran embajador de la cocina chilena, Rodolfo Guzmán (Boragó), opinó que los cocineros deben ser ahora más que nunca “alimentadores” y deben empeñarse para conseguir que mejore la alimentación de cada país para así mejorar la salud. “Comer en Chile se considera un gasto y debe ser una inversión”.
La comida a domicilio fue el clavo ardiendo al que se han agarrado muchos restaurantes durante el confinamiento y, para la mayoría, se mantendrá como una vía de negocio alternativa.