La toxina botulínica se ha consolidado como uno de los tratamientos estéticos más efectivos para lograr un rostro más fresco y juvenil de manera segura y no invasiva. Su principal beneficio es la reducción de líneas de expresión y arrugas dinámicas, manteniendo la naturalidad de la expresión facial.
El Dr. Carlyn Peña, especialista en oculoplastia del Instituto Espaillat Cabral, explica que el tratamiento actúa relajando temporalmente los músculos responsables de las arrugas en zonas como la frente, el entrecejo y las patas de gallo, permitiendo un rejuvenecimiento armónico sin alterar los rasgos. Además, su aplicación estratégica contribuye a equilibrar la expresión y realzar el rostro sin recurrir a cirugía.
Entre sus ventajas destaca la rapidez del procedimiento, que se realiza en pocos minutos, con mínimas molestias y sin tiempo de recuperación. Los resultados comienzan a notarse en los días posteriores y alcanzan su efecto máximo en unas dos semanas, con una duración de entre tres y seis meses.
Aplicada por profesionales capacitados, la toxina botulínica continúa posicionándose como una opción confiable y eficaz para quienes buscan rejuvenecer su apariencia de forma discreta y natural.
